lunes, 3 de diciembre de 2007

Gente que dejo su imprenta sobre la Comarca de Cariñena

Denominación de Origen Cariñena, que este 2007 celebra su 75 cumpleaños.Mariano Navascués es periodista y experto en vino, lleva toda la vida entre viñedos y convive con un padre y un hermano enólogos, con los que trabaja en Bodegas Añadas, una de las que intenta devolver la gloria a la zona vinícola más antigua de Aragón.
La comarca tiene larga tradición enológica, tanta que el origen de sus viñedos en la villa romana de Carae (hoy Cariñena), cuyos habitantes bebían vino con miel en el siglo III antes de nuestra era. Además de historia, la comarca vinícola dispuso de grandes recursos y tuvo una fama pareja a la de Rioja, pero con el paso del tiempo se quedó adormecida por la inercia que le dio el éxito. Sus vinos tenían una alta graduación alcohólica –en torno a los quince grados–, y lo que durante años fue un valor pasó a ser rémora en la década de los 80.

Las cooperativas, porque a mediados del siglo XX las pequeñas bodegas casi habían desaparecido de Cariñena, no supieron adaptarse a las nuevas tendencias y demanda del mercado, y la zona perdió el liderazgo vinícola de Aragón en beneficio de Somontano, una denominación de origen mucho más joven pero que conectaba con los gustos del consumidor. En esa situación, los cariñenas quedaron para venderse, sobre todo a granel, a otras zonas vinícolas de España y del extranjero, donde los mezclaban con vinos de baja graduación alcohólica.A mediados de los años 90, algunos bodegueros decidieron plantar cara a la situación y acometer la renovación pendiente. «En Ribera, en Rueda ya se había hecho, pero aquí seguíamos sin afrontarla», reconoce Santiago Gracia, director general de Bodegas Solar de Urbezo, abierta en 1995, aunque la tradición vinícola familiar se remonta a dos generaciones anteriores. «Mis abuelos consiguieron una medalla de oro en la Exposición Universal de Barcelona de 1929 con uno de sus vinos, y yo, desde que tengo uso de razón, recuerdo a mi familia luchando por sacar adelante la denominación de origen».

Mucha tierra en la uva
Gracia, químico y enólogo, creó Solar de Urbezo porque confiaba en las posibilidades de Cariñena para ofrecer vinos de calidad. «El suelo arcilloso, calizo y pedregoso y la climatología, con muchas horas de sol fijas al año, producen una magnífica uva, con personalidad propia», defiende el director de la bodega en contraposición a quienes critican el escaso carácter de los cariñena, su corte internacional, alejado de las variedades autóctonas.

Mariano Navascués cree, como su paisano, que los caldos de la comarca tienen personalidad definida. «Desde luego que los nuevos vinos que estamos haciendo ya algunas bodegas dicen de dónde vienen, porque tienen mucha tierra dentro, una tierra muy concreta, y mucho sol», explica. Bodegas Añadas dispone de 102 hectáreas de viñedos, pertenecientes a las familias de Rafael Díaz y Ángel Lázaro, propietarias de la bodega, constituida en 2000, que se estrenó en la vendimia al año siguiente y que sacó al mercado sus primeras botellas –la gama se comercializa con la marca Care– en 2003. «Todos nuestros vinos son de corte moderno, con uvas autóctonas y otras foráneas que se han adaptado a la perfección a nuestro suelo y a nuestro clima , como merlot, syrah, cabernet sauvignon o chardonney», señala Mariano Navascués.
También Solar de Urbezo es propietaria de cien hectáreas de viñas, en las que predomina la autóctona garnacha, que ocupa el 38% de sus campos. En el resto de las fincas crecen distintas uvas foráneas y las también variedades locales tempranillo y cariñena, que da nombre a la denominación de origen y a la que, curiosamente, en Aragón todos llaman mazuela. Sin embargo, esta uva no supone más que el 6% de la superficie de viñedo en el conjunto de las catorce poblaciones que conforman la D. O. Cariñena y, además, está en franca regresión. De la variedad no quedan cepas viejas porque la filoxera, a finales del siglo XIX, y la posterior dejadez de los viticultores de la zona acabaron con ellas.

Compañera de fatigas
«La cariñena es una uva interesante, y es probable que no le dediquemos toda la atención y el cariño que se merece», admite Santiago Gracia, aunque reconoce que la variedad por sí sola «no dice grandes cosas». «Pero es una magnífica compañera de fatigas con otros tipos de uva, y ensambla muy bien con las foráneas», asegura el director de Solar de Urbezo. Personalmente, le parece que combinada con la syrah ofrece los mejores resultados, pero también con la garnacha, que ahora predomina en los viñedos de Cariñena, o la tempranillo.

En su bodega, ubicada en Cariñena, 45 kilómetros de Zaragoza, Gracia elabora once vinos, todos con las marcas Urbezo menos dos tintos que se comercializan con las etiquetas Altius y Dance del Mar. De los once vinos, nueve son tintos, uno rosado y otro blanco, este último un monovarietal de chardonney.
Mercado extranjero
Las dos bodegas, como sucede con otras muchas de esta denominación de origen, tienen en el extranjero sus principales clientes. Estados Unidos, Alemania, Bélgica, Gran Bretaña, Puerto Rico y países del Este de Europa son consumidores habituales de estos vinos aragoneses. «El mercado, en general, está muy difícil, pero el nacional es aún más complicado», reconoce Santiago Gracia. Las comunidades cantábricas, Asturias incluida, y del centro de España consumen los vinos de su bodega, que ahora intenta posicionarse en las regiones levantina y mediterránea.

El enólogo y director de Solar de Urbezo está convencido de que Cariñena despuntará en pocos años y de que el mercado, pese a su saturación, valorará sus vinos. «Nuestro suelo y nuestro clima dan unos caldos diferentes, y los consumidores quieren probar nuevos vinos», señala Gracia, que anima a quienes dudan de la calidad de los cariñenas a probar los caldos que salen de las bodegas que hace quince años decidieron tirar del carro.

También Mariano Navascués se muestra optimista de cara al futuro. «Nos cuesta entrar en los mercados porque nuestro vinos tienen el DNI de Cariñena detrás, pero los profesionales del sector ya empiezan a reconocer nuestro trabajo», sostiene antes de recordar que otras zonas vinícolas como Jumilla o Toro pasaron por situaciones parecidas hace unos años, y ahora gozan de prestigio. «Somontano comenzó de cero, pero es que Cariñena, a pesar de ser de las históricas, ha empezado su nueva etapa desde menos diez y, claro, eso cuesta más, pero lo conseguiremos», concluye Navascués.
ISABEL LÓPEZ

1 comentario:

José María Cebrián Muñoz dijo...

La filoxera llega a Cariñena en el año 1903 y supone arrancar toda la planta.En Cariñena, sin embargo, sí que hay garnacha vieja.